La injusticia tiene cura: el impacto global de Paul Farmer

Published on
Mar, Oct 17 2023

El impacto global del trabajo del Dr. Paul Farmer por la equidad en la salud es innegable. Sobre él, personalidades como Bill Gates han dicho: “La única vez que Paul buscó ser el centro de atención fue cuando supo que tenía la oportunidad de resaltar la desigualdad y hablar con la próxima generación de líderes mundiales de la salud. Dio muchos discursos de graduación a lo largo de los años, y sospecho que es la razón por la que muchos jóvenes han ingresado a carreras en salud pública. Es una de las personas más inspiradoras que he conocido”. 

Después de Haití y Perú, Paul y Partners In Health se lanzaron al mundo en la búsqueda de garantizar la salud como un derecho humano para las comunidades más vulnerables.    

Durante sus primeros años viviendo en las zonas rurales de Haití, Paul había aprendido un término que usaban los locales y que se le quedaría grabado para siempre: las muertes estúpidas. Es decir, las muertes por enfermedades que tenían tratamientos seguros, efectivos y asequibles, pero que a causa de un sistema de salud debilitado eran inaccesibles para los más pobres. 

“Fue para evitar este tipo de muertes que Partners In Health fue fundada en los años 80, con el objetivo de brindar atención a las enfermedades triviales o catastróficas que afectaban a los más pobres, quienes eran los que tenían la mayor cantidad de muertes estúpidas”, comentó alguna vez el Dr. Farmer. 

Sumado a su espíritu nómada, la lucha por la salud global llevó a Paul a lugares que, muchas veces, solo son accesibles a través de mapas. Uno de ellos, la gélida Siberia, en Rusia. Allí, en los años noventa, la epidemia de la tuberculosis había asolado las cárceles a niveles incluso peores que los de Perú o Haití. El índice de presos que contraen TB siempre es mayor respecto a la población civil, pero en las cárceles siberianas era entre 40 y 50 veces superior. PIH cosechó logros, como reducir la letalidad por TBMDR de 24 % a 0 % en solo dos años.  

Paul dividió su trabajo entre Haití, Perú y Rusia antes de asumir un desafío grande. Uno de los continentes más empobrecidos y abatidos por la desigualdad y la violencia, África, sería una parada obligatoria en su camino y el de PIH. El primer paso fue Ruanda, en 2005, cuyo gobierno, infraestructura social y sistema de salud todavía se encontraba en ruinas por los efectos del genocidio contra la población tutsi en 1994.  

Paul Farmer visita a Sierra Leona

El Dr. Farmer visita a la sobreviviente del ébola Yabom Koroma y su familia en su casa en Freetown, capital de Sierra Leona. 

Allí empezaría un trabajo incansable por fortalecer el sistema de salud público en las zonas rurales de Ruanda, una labor en la cual también participarían médicos y enfermeros haitianos de Zanmi Lasante (como se conoce a PIH en Haití), lo cual demostraba que, lo que había iniciado como un pequeño proyecto en un país caribeño, no solo empezaba a tener escalamiento global, sino también a formar a la próxima generación de trabajadores y líderes de la equidad en salud. 

PIH ayudó al gobierno de Ruanda a luchar contra el VIH, a mejorar la salud materno infantil, y brindar atención médica integral y de alta calidad a más de 860 000 personas en los distritos de Burera, Kayonza y Kirehe. 

De ahí vendrían los esfuerzos en la lucha contra la devastadora epidemia del VIH en Lesotho, donde un cuarto de la población adulta del país era positivo a VIH, y contra la malaria en Malawi.  

En 2014, cuando el mundo miraba horrorizado los efectos del brote del ébola en el oeste de África, Paul no dudó en tomar acción lo antes posible. En una entrevista a The Harvard Gazette, él mencionó que el 10 de setiembre de 2014 fue uno de los días en los que se sintió más orgulloso de PIH, cuando el directorio aprobó que el equipo podía iniciar una respuesta rápida contra la enfermedad en Liberia y Sierra Leona. 

«El ébola se propagó en el oeste de África porque es un desierto de salud pública, y mató porque es un desierto de clínicas», recordaría Paul sobre esos días en los que PIH desplegó un equipo de 200 médicos y personal de enfermería, así como 2000 agentes comunitarios y empleados locales.  

Detrás de estas y otras intervenciones de gran impacto había una serie de enfoques en los que creía Paul y que hasta el día de hoy guían el trabajo de PIH en cada rincón del mundo donde tiene presencia. En cuanto al fortalecimiento del sistema de salud, existen cinco elementos clave: personal, material, espacio, sistemas y apoyo social, los cuales permiten brindar atención de alta calidad a los beneficiarios, responder a las emergencias, y construir sistemas de salud sólidos de la mano de socios gubernamentales. 

Paul Farmer visita a Ruanda

El Dr. Farmer acompaña a los estudiantes de medicina de la Universidad de Equidad en Salud Global en el Hospital del Distrito de Butaro, Ruanda. 

El impacto del Dr. Farmer también se materializaría en la fundación del Hospital Universitario de Mirabalais en Haití, pocos años después del devastador terremoto del 2010. Este no solo provee servicios de atención primaria a casi 185 mil personas de la comunidad, sino que también brinda educación de alta calidad para la próxima generación de enfermeros, estudiantes de medicina y residentes médicos haitianos.  

Esa misma visión por la educación como herramienta para mejorar los servicios y la prestación de atención médica para poblaciones desatendidas en todo el mundo se plasmó en la fundación de la Universidad de Equidad en Salud Global (en inglés, University of Global Health Equity) de Ruanda, en 2015. Desde allí, profesionales de salud de diferentes países se forman a través de un plan de estudios y capacitación que combina un enfoque en los derechos humanos y la justicia social con una educación médica rigurosa y basada en la comunidad. 

De esta forma, cada uno de los pasos que Paul dio en vida y materializó en una acción o proyecto específico alrededor del mundo son visibles hasta el día de hoy, a través del impacto incalculable en miles de vidas y comunidades. Desde la lucha contra el ébola en el oeste de África hasta el Hospital Universitario de Mirabalais en Haití.  

A pesar de las crudas realidades y limitaciones que Paul vio con sus propios en ojos en las comunidades más vulnerables del mundo, él siempre supo demostrar que todas las vidas humanas tenían el mismo valor y que la salud es un derecho humano.